Salmo 66:10-12 Porque tú nos probaste, oh Dios;
Nos ensayaste como se afina la plata.
Nos metiste en la red;
Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza;
Pasamos por el fuego y por el agua,
Y nos sacaste a abundancia.
El Creador de todas las cosas materiales e inmateriales, ha dispuesto que en la creación material se encuentren ilustradas muchas enseñanzas que están reveladas en su palabra, y hay muchos ejemplos de esto regados a lo largo de las Sagradas Escrituras.
Nos ensayaste como se afina la plata.
Nos metiste en la red;
Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza;
Pasamos por el fuego y por el agua,
Y nos sacaste a abundancia.
El Creador de todas las cosas materiales e inmateriales, ha dispuesto que en la creación material se encuentren ilustradas muchas enseñanzas que están reveladas en su palabra, y hay muchos ejemplos de esto regados a lo largo de las Sagradas Escrituras.
Y una gloriosa ilustración de lo que es la Gracia de Dios en la vida de todos aquellos que han sido llamados conforme al propósito de Dios, la encontramos en el bambú japonés; planta que durante los primeros siete años después de haberse sembrado la semilla, no alcanza más de dos centímetros de longitud, pero sucede que al cabo de siete años en pocas semanas alcanza una altura de casi 60 metros. Lo asombroso de esta planta es que durante esos siete años en donde aparentemente nada sucede, se están desarrollando raíces lo suficientemente profundas y robustas para sostener una planta de tal dimensión. Esto ilustra lo que sucede con aquellos que están siendo forjados por la Gracia Divina para ser instrumentos de Dios, hay veces que no le encontramos sentido a lo que nos acontece, pensamos que nada hemos avanzado, pero lo que en verdad está sucediendo es que Nuestro Padre Celestial a través de las pruebas y tribulaciones que una y otra vez nos arrojan en sus brazos, está construyendo los cimientos espirituales capaces de sostener aquello que Dios va hacer con nuestras vidas para ser vasos de su gloria.
Cuanto más alto se construyen los edificios mayor envergadura han de tener los cimientos, capaces de sostener la edificación y de la misma manera cuanto más Dios vaya a utilizarnos, más profundo tendrá que ser nuestro conocimiento y nuestra dependencia de Dios.
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