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¡LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE EN CRISTO, ES UN ACTO DEFINITIVO E IRREVOCABLE DE DIOS!


1°Parte
Rom 5:1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Comenzamos el estudio con una pregunta: ¿Qué es la justificación?
Respuesta: La justificación es un acto legal que tiene lugar en el tribunal celestial y mediante este acto Dios declara que todo lo que la ley demanda al pecador que cree, ha sido cumplido por los méritos del sacrificio de Cristo. Y por el acto de creer (en Cristo) esta justicia que Cristo cumplió en la cruz nos es imputada, es decir, es puesta a nuestra cuenta.

Hay cosas que Dios ha hecho y las ha hecho en forma definitiva e irrevocable, y una de esas cosas es la justificación. Y para que esto quede claro, el Espíritu Santo para expresar este acto legal de Dios seleccionó EL TIEMPO VERBAL “AORISTO”. Cuando en la cultura griega alguien quería referirse a una acción ACABADA Y CONCLUÍDA DEFINITIVAMENTE EN EL TIEMPO, USABA EL TIEMPO AORISTO. Esto implica que la justificación es un acto legal irrevocable que tiene consecuencias eternas. Por eso en Romanos 8:30 dice: y a los que justificó, a éstos también glorificó.
Y en los versículos 33 y 34 el concepto de una justificación irrevocable se expresa con toda claridad:
Rom 8:33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. Rom 8:34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

El versículo 34 expresa en forma contundente que este acto legal pronunciado en el tribunal celestial y que es de carácter irrevocable, tiene como único fundamento la muerte de Cristo en la cruz pues dice: “Cristo es el que murió”.

De modo que quien afirme que la justificación depende de cualquier tipo de obras, está predicando otro evangelio. Tanto el romanismo como otras sectas, afirman que SOMOS JUSTIFICADOS NO POR OBRAS DE LA LEY SINO POR OBRAS DE FE. Y esto es una falacia que pisotea y hace afrenta al sacrificio de Cristo, pues está pisoteando la declaración del juez del universo que ha declarado: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió”.

En el versículo 34 se menciona algo de capital importancia, dice: “El que también intercede por nosotros”. Y esto en términos prácticos significa que cualquier acusación presentada por satanás, inmediatamente se desarma, porque en la muerte de Cristo en la cruz ya se efectúo el juicio definitivo contra el viejo hombre, es decir, la ira de Dios juzgó en la persona de nuestro sustituto los pecados pasados, presentes y futuros.

Rom 6:10 habla específicamente del juicio efectuado en la cruz contra el viejo hombre. Es decir, contra la naturaleza adámica con todas sus manifestaciones pecaminosas, y esto es, las que existían antes de la ser salvos y las que se han de producir en el transcurso de nuestro peregrinar ya como salvos.
Rom 6:10 Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; más en cuanto vive, para Dios vive.

Otros pasajes que hablan de este juicio sobre el viejo hombre:
2Co 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Concluimos pues que la justificación ES UN ACTO DEFINITIVO (recordemos que el verbo griego que expresa este acto legal esta en tiempo AORISTO) E IRREVOCABLE QUE NO SE VUELVE A REPETIR EN LA VIDA DEL CRISTIANO.

Pablo dice ¿Qué pues diremos a esto?, bueno lamentablemente se dicen muchas cosas en contra de esta bendita y preciosa verdad.

Hay muchos que manifiestan, que enseñar esto sobre la justificación lleva al descuido y a la inmoralidad. Y sólo se puede afirmar semejante disparate, por un desconocimiento total de lo que son las provisiones del NUEVO PACTO.

Por favor dejemos de lado los torpes razonamientos humanos, dejemos de racionalizar las sencillas verdades de Dios. Y creamos lo que Dios ha declarado, veamos:
Eze 36:25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Eze 36:26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Eze 36:27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

Dios no sólo nos justifica, también ha previsto darnos un corazón nuevo, es decir, regenerarnos, darnos una nueva naturaleza.

Que glorioso que es este nuevo pacto, dice: “haré que guardéis mis preceptos y lo pongáis por obra”. Es decir, las buenas obras y el batallar contra el pecado es algo que ha de brotar espontáneamente en todo aquel que ha entrado en este nuevo pacto.

Supongamos el caso de alguien que dice haber sido justificado por Dios, pero al mismo tiempo vive una vida de total indiferencia y descuido hacia la palabra de Dios, peca impunemente, no experimenta la necesidad de confesar el pecado y apartarse del mal, no experimenta la convicción del Espíritu Santo que lo lleva a una bendita tristeza según Dios para arrepentimiento. Tal persona se está basando en una falsa seguridad y nunca ha entrado a este nuevo pacto. Aunque manifieste tener fe, tal fe es la fe de los demonios.

TODAS ESTAS VERDADES BÍBLICAS RESPECTO A LA JUSTIFICACIÓN, NOS LLEVAN A LA INEQUÍVOCA E INEXORABLE CONCLUSIÓN QUE LA SALVACIÓN NO SE PUEDE PERDER.

2ª parte: EL PERDÓN FAMILIAR QUE CONTINUAMENTE NECESITAMOS PEDIR A NUESTRO PADRE CELESTIAL COMO HIJOS DE DIOS:

Hemos demostrado que cuando somos salvados, es decir, cuando entramos en el nuevo pacto y recibimos la justificación; el haber sido justificados implica haber sido perdonados en forma definitiva e irrevocable. También hemos demostrado que este perdón incluye los pecados cometidos antes de nuestra justificación y los que vamos a cometer en el transcurso de todo nuestro peregrinar en esta vida como salvos. Y habíamos visto que esto es posible, porque en la Cruz fue efectuado el juicio contra el viejo hombre (Rom 6:10).

Ahora bien, cuando personalmente estudié el perdón irrevocable que acompaña a la salvación, me surgió una gran interrogante, y creo que a esta altura usted se estará haciendo la misma pregunta que yo me hice.

Pregunta: ¿Acaso El Señor Jesucristo al enseñar el padre Nuestro como modelo o bosquejo de oración, no nos enseñó aquello de: PADRE PERDONA NUESTRAS DEUDAS?

Respuesta: El Señor Jesucristo se está refiriendo a un tipo de perdón que nada tiene que ver con nuestra salvación, Jesús se estaba refiriendo al perdón familiar, que como hijos necesitamos recibir continuamente, para que nuestra comunión no se interrumpa.

Hay un pasaje en 1ª de Juan que aclara aún más este tema. Ahora tengamos en cuenta que aquí el apóstol Juan le está hablando a creyentes, veamos:
1Jn 1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 1Jn 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1Jn 1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Habíamos visto que Dios no sólo nos justificó sino que también nos dio un nuevo corazón, es decir, nos regeneró, nos dio una nueva naturaleza. Y en virtud de esta nueva naturaleza la disposición predominante del alma es hecha santa. Es decir, antes estábamos de espaldas a Dios y nuestro norte era el pecado, pero como la disposición predominante del alma ha sido hecha santa, ya no podemos pecar impunemente sin sentir la necesidad de ir a nuestro Padre reconocer nuestra falta, confesarla y pedir su perdón.

A este tipo de perdón es al que se refiere el Señor en el Padre Nuestro. Y este tipo de perdón que nada tiene que ver con la salvación, se requiere continuamente, continuamente lo necesitamos porque en la medida que El Espíritu Santo nos va santificando, va creciendo en todo verdadero hijo de Dios la necesidad confesar y recibir este perdón del cual el señor Jesús habló. Si verdaderamente has entrado en el nuevo pacto y has nacido de nuevo, necesitas este perdón tanto como el aire que respiras. Y si esa no es tu situación, es decir, si no experimentas esta necesidad de confesar y ser perdonado para estar en comunión con Dios: entonces hay una seria advertencia para ti:
1Jn 2:4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 1Jn 2:5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 1Jn 2:6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.

Lo que este pasaje significa, es que en todo verdadero hijo de Dios existe el creciente deseo de ser transformado a la imagen de Cristo, anhelamos parecernos cada día más a ÉL. Porque lo contrario sería basarse en una falsa seguridad.


Nota: Este material se puede distribuir y publicar con toda libertad siempre y cuando se respete el autor.

Comentarios

  1. AMEN, MUY HERMOSO🙇‍♂️🙇‍♂️🙇‍♂️

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