Uno de los argumentos
falaces al que apelan quienes rechazan las doctrinas de la gracia que tan
claramente están reveladas en la Escritura, es contraponer al calvinismo con el
arminianismo y decir que ambos sistemas cometen el error de uno sobreenfatizar
la gracia (el calvinismo) y el otro sobreenfatizar las obras (el arminianismo).
Y se refuerza el argumento diciendo que la Biblia no enseña ni una cosa ni la
otra, lo cual es cierto, pero lo que sí no es cierto es que el calvinismo
sobreenfatice la gracia.
Pero analicemos mas
detenidamente esta falaz forma de argumentación que sólo apunta a confundir y a
desinformar a los desprevenidos e ignorantes de la sana doctrina:
El calvinismo enseña la total depravación humana, y la Biblia también lo enseña.
El arminianismo enseña que
el hombre tiene libre albedrío, y la Biblia lo niega.
El calvinismo enseña que
nuestra salvación tiene su origen en la elección soberana de Dios, y la Biblia
enseña esto.
El arminianismo niega la
doctrina de la elección, mientras que la Biblia lo enseña con toda claridad.
El calvinismo enseña que
Dios atrae eficazmente a todos aquellos que han sido elegidos en la eternidad y
que por lo tanto este llamamiento es irresistible, y la Biblia también enseña
esto.
El arminianismo niega el
llamamiento eficaz, mientras que la Biblia enseña esta doctrina con toda
claridad.
El calvinismo enseña que a
los que Dios elige, predestina y llama eficazmente también los justifica en
forma irrevocable, y la Biblia enseña esto.
El arminianismo enseña que
el mismo Juez que nos ha declarado justos y perfectos por los méritos de Cristo,
podría terminar revocando esta justificación y finalmente condenarnos, y esto
no lo enseña la Biblia sino el romanismo.
El calvinismo enseña que
quienes han sido elegidos y predestinados han de perseverar hasta el fin, en
virtud no solo del propósito eterno de Dios sino también por la regeneración o
nueva naturaleza que han recibido, y la Biblia también enseña esto con toda
claridad.
El arminianismo enseña que
la salvación se recibe por gracia, pero la perseverancia hasta el fin depende
de las obras y del esfuerzo humano, esto no lo enseña la Biblia y si lo enseña el
romanismo.
Nota: Este material se puede distribuir y publicar con toda
libertad siempre y cuando se respete el autor.
Le agradezco al Señor quien levanta siervos fieles a Su Palabra, aún en medio de esta feroz apostasía. Que Dios le bendiga, Daniel.
ResponderEliminarUn abrazo desde Chile, Gabriela.