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CREER QUE UN REDIMIDO PODRÍA PERDERSE CONSTITUYE UNA DESHONRA A CADA UNA DE LAS TRES PERSONAS DE LA TRINIDAD


Hablar de la apostasía sin tener una clara prospectiva de que el apostata nunca fue salvo, pone en evidencia, que además de no comprender lo que es la apostasía, al mismo tiempo es no entender lo que es la salvación, es no entender doctrinas fundamentales de la fe cristiana como la regeneración, es no entender el nuevo pacto, es vaciar de contenido la declaración inspirada que el evangelio es poder de Dios para salvación, pero más grave aún, decir que un apostata es alguien que perdió su salvación, es una deshonra a cada una de las tres personas de la Trinidad;

1) Es una deshonra a la persona del Padre insinuar que lo que Dios ha determinado sobre aquellos a quienes a elegido para salvar, podría ser frustrado por eventualidades humanas, pero más grave aún son las implicancias que traería aparejado semejante conclusión, porque en tal caso este universo estaría a la deriva y nada ni nadie estaría seguro. 
Si el plan de salvar a aquellos a quienes El Padre ha elegido podría fracasar o estaría sujeto a eventualidades humanas, qué seguridad tendríamos que todo lo predicho en la palabra profética se cumpliría finalmente. Pero la clara enseñanza de la escritura es que todo lo que Dios ha determinado ha de cumplirse inexorablemente, pues escrito esta:
Isa 46:9  Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos;  porque yo soy Dios,  y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí,
Isa 46:10  que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero;
Isa 46:11  que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado,  y también lo haré.

También es una deshonra a la persona del Padre porque le presenta como un juez que termina condenando a aquellos a quienes ha absuelto, y como un Padre que termina desechando a quienes ha adoptado como hijos.

Efesios 1:3-5  Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo,  para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo,  según el puro afecto de su voluntad.
Rom 8:33  ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica.

2) Es una deshonra a la persona del Hijo presentándolo como el autor de una salvación que no depende solamente de su obra  en la cruz, sino también de las obras de aquellos a quienes el Padre eligió salvar, además es una deshonra al Hijo porque lo presenta como un intercesor que eventualmente podría fracasar en que no le arrebaten a sus ovejas de su mano.

Rom 8:34  ¿Quién es el que condenará?  Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Todo aquel que afirme que la justificación no es un acto definitivo e irrevocable, lo que en realidad nos está diciendo, es que no es definitiva porque está condicionada a algo, y si está condicionada a algo entonces ya no descansa pura y exclusivamente en la muerte de Cristo, eso precisamente es lo que enseña Roma, y es el falso evangelio de una salvación que se recibe por gracia pero que mantenerla depende del esfuerzo y la constancia humana , siendo que en verdad las obras son el efecto y no la causa de la salvación.

3)  También es una deshonra a la Persona del Espíritu Santo, porque le presenta como  el autor de una regeneración cuya eficacia no es segura, ni sus implicancias definitivas, pudiéndose borrar finalmente la ley de Dios que el Espíritu Santo escribe en la mente y el corazón de cada redimido que ha sido regenerado, pero la Biblia enseña con toda claridad que quien ha sido regenerado por el Espíritu Santo, o lo que es lo mismo quien ha nacido de Dios vence al mundo:

1Jn 5:4  Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

Pero además creer que un redimido podría perderse sería una deshonra para La persona del Espíritu Santo porque le presenta como un intercesor que eventualmente podría no poder lograr aquello para lo cual ha sido enviado, que es precisamente interceder para no que falten en la vida de cada redimido aquellas cosas que tiene que ver con la salvación, pues claramente se nos promete que El Espíritu Santo sabe con meridiana exactitud qué es lo que necesitamos para perseverar hasta el fin:
Rom 8:26  Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
Rom 8:27  Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu,  porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.

¡SOLO A DIOS SEA LA GLORIA!


Comentarios

  1. Muy buena definicion hermano Daniel, bendio sea el Senor que nos ha llamado y trasladado al reino de su amado Hijo.

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