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RESPECTO A LOS “CRISTIANOS” QUE HACEN A DIOS MENTIROSO.

5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. 8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Este texto de 1 de Juan 5-10 no está dirigido a inconversos, sino a creyentes, y en los versículos 8 al 10, dice cosas muy reveladoras respecto a personas que viven auto engañadas. Personas que, en su auto engaño, hacen a Dios mentiroso, y la raíz de algo semejante es que la Palabra de Dios no está en esas personas. El texto, a la vez que constituye una seria advertencia; al mismo tiempo es una fuente de consuelo para los verdaderos creyentes.

8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Y RECORDEMOS QUE LA VERDAD ES CRISTO, ES DECIR, SI DECIMOS QUE NO TENEMOS PECADO, ES PORQUE CRISTO NO ESTA EN NOSOTROS. Porque fue precisamente El Señor Jesucristo, quien le dijo a Pedro; “el que esta lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues esta todo limpio (Juan 13:10) A continuación citamos el contexto de aquellas palabras pronunciadas por Dios hecho hombre en la Persona de Jesucristo:

Juan 13:3-11

3. sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, 4. se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. 6. Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? 7. Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. 8. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. 9. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. 10. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. 11. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos.

Cuando en este pasaje, El Señor Jesucristo dice en el versículo 10: “el que está lavado”; utiliza una palabra que hacía referencia a una costumbre de aquella época, en donde las personas iban a los lavatorios públicos para lavarse todo el cuerpo. Y cuando El Señor dice: “no necesita sino lavarse los pies”; estaba haciendo alusión a una costumbre de aquella época, en donde los hombres, luego de haberse lavado todo el cuerpo en el lavatorio público, necesitaban al llegar a su casa, “lavarse los pies”, por el polvo que habían acumulado en el trayecto del lavatorio público a su casa. EL QUE ESTÁ LAVADO, NO NECESITA SINO LAVARSE LOS PIES, SIGNIFICA QUE QUIEN HA SIDO REGENERADO, ESA REGENERACIÓN ES IRREVERSIBLE Y NO SE REPITE JAMÁS. PERO LO QUE SÍ SE REPETIRÁ A LO LARGO DE LA VIDA DE ESE CREYENTE ES EL TENER QUE QUITARSE EL POLVO QUE ACUMULAMOS EN NUESTRO PEREGRINAR.

Pero además El Señor le dice a Pedro en el versículo 8:” sino te lavare no tendrás parte conmigo”; ahí El Señor Jesús se estaba refiriendo a la comunión, es decir, para tener comunión con Dios necesitamos lavarnos continuamente el polvo que acumulamos en nuestro peregrinar. Lo que implica que tenemos que vivir una vida de confesión contante delante de Dios, efectuando el juicio sobre nosotros mismos a la luz de la palabra de Dios. Y a eso se refiere precisamente la palabra griega HOMOLEGATO que aparece en el contexto de 1 de Juan capítulo 1 versículo 9:

9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Confesar: HOMOLEGATO; Hablar de igual manera. De HOMOLEGATO deriva la palabra HOMOLOGAR, es decir, luego de haber considerado mi vida meditando en las Escrituras, eso al verdadero cristiano le lleva a tener que efectuar el juicio de sí mismo, porque lo que está haciendo es homologar o encuadrar su modo de pensar a lo que dice la Escritura, en otras palabras, me estoy poniendo de acuerdo a la Escritura. AHORA BIEN, TODO ESTE ACCIONAR QUE ES PARTE DE LA VIDA DE UN CRISTIANO, NUNCA PODRÍA SER PARTE DE LA VIDA DE ALGUIEN QUE DICE QUE ÉL YA NO PECA, O QUE ÉL YA NO TIENE PECADO. SEGÚN LA ESCRITURA ÉL TAL HACE A DIOS MENTIROSO Y LA VERDAD NO ESTA EN ÉL, ES DECIR, CRISTO NO ESTÁ EN ÉL.

¿CÓMO PODEMOS CONCILIAR TODO ESTE PLANTEAMIENTO CON LO QUE DICE LA MISMA EPÍSTOLA EN EL CAPÍTULO 3: 8-9?

8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Los verbos correspondientes a las acciones de “practicar”, en el texto griego original están en presente continuo, y lo que este pasaje quiere significar es que quien tiene la simiente de Dios, es decir, quien ha sido regenerado, no puede vivir revolcándose en el pecado, o en otras palabras, tener el pecado como estilo de vida, pecando impunemente, sin experimentar la acuciante necesidad de acudir a Dios, confesar su pecado y rogar por perdón y limpieza. PERO HAY QUE TENER MUY EN CLARO, que estos dos versículos, en manera alguna están enseñando que el verdadero cristiano ESTÁ EXENTO DE PECADO, porque en tal caso, todo el mensaje del capítulo 1 de 1 de Juan no tendría razón de ser.

Conclusión:

Quien afirme que ha llegado un punto en el que ya no peca, según la Escritura, él tal está haciendo a Dios mentiroso, y la verdad que es Cristo no está en tal persona. Pero el que verdaderamente está en luz, y viene a la luz, tendrá una vida de confesión constante, porque cuando más penetre la luz de la Palabra en su corazón, más intensa será la luz, y más intensa será la necesidad de arrojarnos día a día en los brazos de nuestro Padre, confesándole que necesitamos su perdón y su limpieza, porque, aunque estemos ya lavados, aunque estemos ya regenerados, necesitamos quitarnos el polvo que acumulamos en nuestro peregrinar terrenal.

Soli Deo Gloria.

Nota: Este material se puede distribuir y publicar con toda libertad siempre y cuando se respete el autor.

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