EL ARMINIANISMO QUE DENUNCIAMOS COMO SEMIPELAGIANISMO ENCUBIERTO, NO ES UN MUÑECO DE PAJA QUE NOS HEMOS INVENTADO
En estos
tiempos donde la información se extiende muy rápidamente a través de medios
como estos, algunos nos quieren hacer creer que quienes señalamos como
semipelagiana a la teología arminiana, apelamos a lo que se conoce como la
falacia del hombre de paja, es decir, se nos acusa de no refutar directamente
al arminianismo sino refutar a una versión distorsionada del arminianismo, una
versión que en verdad no existe, y a partir de ahí desplegar toda una serie de
acusaciones contra una herejía de paja que nosotros mismos nos hemos inventado.
¿Será esto así? ¿Será que cuando acusamos al arminianismo de ser semipelagiano,
estamos distorsionando la verdad? Con lo que sigue a continuación demostraremos
que en verdad el arminismo sostenido por un gran segmento de pastores
evangélicos, es semipelagianismo puro y duro.
El
semipelagianismo de Roma siempre ha sostenido que si bien la caída afecto al
hombre, no lo ha afectado lo suficiente como para que no pueda dar el primer paso
hacia la salvación. Y en consonancia con esta postura, el Concilio de Trento
que se convocó en respuesta a la Reforma Protestante, declaró maldito a todo
aquel que enseñe que el hombre está absolutamente inhabilitado para dar el
primer paso a la salvación. ¿Y CUAL ES LA POSTURA DEL ARMINIANISMO FRENTE AL
SEMIPELAGIANISMO CATÓLICO ROMANO? Lo que sigue a continuación, es parte del
manifiesto arminiano: “Dios, por un objetivo eterno e inmutable en
Jesucristo su Hijo, antes de la fundación del mundo, tiene determinado, de la
raza caída, pecaminosa de los hombres, salvar en Cristo, para Cristo, y por
Cristo, a los que, por la gracia del Espíritu Santo, creerán en este su Hijo
Jesús, y perseverarán en fe y obediencia de fe, por esta gracia, hasta el fin;
y, de otra parte, dejar a los incorregibles e incrédulos en el pecado y bajo la
ira, y condenarlos como enajenados de Cristo, según la palabra del evangelio en
Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer
en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” y de acuerdo
también con otros pasajes de la Escritura”. Hasta aquí la declaración del
manifiesto.
La
declaración dice que por un objetivo eterno e inmutable, Dios determinó salvar
a los que por la gracia del Espíritu Santo creerían en Jesucristo. Ahora esta
declaración oculta muy sutilmente la herejía semipelagiana, porque habla de los
que CREERÍAN POR LA GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO, pero en otra parte del
manifiesto arminiano, se dice que la gracia de Dios es resistible, es decir,
que la recepción de esa gracia depende de la persona. Veamos lo que dice el
manifiesto respecto a que se puede resistir la gracia: “La gracia de Dios es
el principio, la continuación, y el cumplimiento de todo lo bueno, hasta tal
punto, que el hombre regenerado, por sí mismo, sin la prevención o la
asistencia, el despertar, seguimiento y la gracia cooperativa, no puede pensar,
desear, ni hacer el bien, ni resistir cualquier tentación al mal; de modo que
todas las buenas acciones o movimientos, que pueden ser concebidos, sean
atribuidos a la gracia de Dios en Cristo. Pero respecto al modo de operación de
esta gracia, no es irresistible, puesto que está escrito acerca de muchos, que
ellos resistieron al Espíritu Santo. Hechos 7 y en otros muchos sitios”. Hasta
aquí la declaración del manifiesto.
Si la gracia
de Dios es resistible, la pregunta que surge es; ¿Qué es lo que marca la
diferencia entre resistir y no resistir? O en otras palabras ¿qué es lo que
determina que algunos crean y otros no crean el evangelio? La respuesta del
arminianismo, es que aquellos que NO RESISTEN LA GRACIA, NO LA RESISTEN PORQUE
HAY EN ELLOS UNA CAPACIDAD INNATA COMO PARA PODER CREER Y OBEDECER EL
LLAMAMIENTO A LA SALVACIÓN. Es decir, el arminianismo al igual que el
semipelagianismo, niega la total depravación humana. Para el arminianismo el
hombre no está muerto espiritualmente sino enfermo, pero no lo
suficiente como para no poder creer y obedecer, y eso es precisamente lo que
cree el semipelagianismo.
Tanto el
semipelagianismo como el arminianismo niegan la doctrina de la total
depravación humana; doctrina que enseña que el hombre a causa de la caída ha
quedado absolutamente incapacitado para poder dar el primer paso a la
salvación. Su intelecto ha quedado incapacitado para poder entender las cosas del
Espíritu de Dios:
1 de
Corintios 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu
de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de
discernir espiritualmente.
La voluntad
ha quedado incapacitada para poder obedecer a Dios, pero además del intelecto y
la voluntad, también ha quedado afectada la parte afectiva. Es decir, para los
muertos espirituales las cosas del Espíritu no sólo les son locura sino que
además no pueden hacer la voluntad de Dios porque la aborrecen:
Romanos
3:11-18 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se
desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni
siquiera uno. 13 Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno
de áspides hay debajo de sus labios; 14 Su boca está llena de maldición y de
amargura. 15 Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16 Quebranto y
desventura hay en sus caminos; 17 Y no conocieron camino de paz. 18 No hay
temor de Dios delante de sus ojos.
El Señor
Jesucristo resumió esta verdad concerniente a la total depravación humana en
una sencilla declaración que se encuentra en Juan 6:44
Ninguno
puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en
el día postrero.
El Señor
Jesucristo ha dejado expresamente aclarado que NINGUNO puede venir a Él a no
ser que El Padre LE TRAJERE; la palabra trajere,
es la traducción del griego ELKO, verbo que significa arrastrar con fuerza
compulsiva, es decir, aquellos que vienen a Cristo vienen por la eficacia de un
llamamiento eficaz, y cuando decimos eficaz,
nos referimos a que dicho llamamiento no puede fracasar porque es el
llamamiento del cual son objeto aquellos que El Padre le ha dado a su Hijo en
la eternidad, y es a ese llamamiento eficaz al que se refiere El Señor
Jesucristo en Juan 6:37
Todo lo que
el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
¿A qué se
refiere El Señor cuando dice que todo lo que El Padre le da vendrá a Él? Se
refiere a todos aquellos que son mencionados en la oración sacerdotal de Juan
17, donde El Señor, cuando ora al Padre, 7 veces menciona a LOS QUE ME DISTES.
No sólo ruega por aquellos que El Padre le dio sino que además deja claro en su
ruego de que dicho ruego no es por todo el mundo sino solo por aquellos que El
Padre le dio en la eternidad:
Juan 17:9 Yo
ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos
son.
La Biblia
nos deja muy en claro que aquellos que son llamados, no son llamados porque
Dios haya previsto algún mérito o disposición a obedecer dicho llamamiento,
sino todo lo contrario. Se deja muy en claro que dicho llamamiento nada tuvo
que ver con obras sino única y exclusivamente con el puro afecto de su
Voluntad. Sencillamente Dios se compadeció de la condición miserable de algunos
y determinó dejar al resto en la dureza de su corazón:
2 Timoteo
1:9 9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras
obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo
Jesús antes de los tiempos de los siglos,
Tito 3:5 nos
salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su
misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el
Espíritu Santo,
1 Cor. 1:26-29; 26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la
carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo
escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios,
para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió
Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte
en su presencia.
Efesios
2:1-7; 1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros
delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la
corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el
espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales
también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne,
haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia,
por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados,
nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con
él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con
Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de
su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Todos estos
pasaje destruyen la creencia arminiana que Dios eligió a aquellos que según su
presciencia previo que obedecerían su llamamiento. LA ELECCIÓN Y PREDESTINACIÓN
ES LO QUE HA HECHO POSIBLE LA RESPUESTA AL LLAMAMIENTO DIVINO, PORQUE AQUELLOS
QUE HAN SIDO ELEGIDOS SON ATRAÍDOS EFICAZMENTE A LA SALVACIÓN, Y ESTO HA SIDO
CIERTO NO SOLAMENTE EN LA ACTUAL DISPENSACIÓN DELA GRACIA SINO TAMBIÉN EN TODA
LA HISTORIA HUMANA: Salmos 65:4 4 Bienaventurado el que tú escogieres
y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de
tu casa, De tu santo templo.
EL
ARMINIANISMO ENSEÑA AL IGUAL QUE ROMA SALVACIÓN POR OBRAS:
Veamos lo que dice el manifiesto arminiano respecto a la salvación: “Los
que son incorporados en Cristo por la fe verdadera, y así se hacen partícipes
del Espíritu vivificante tienen de este modo el poder suficiente para resistir
a Satanás, al pecado, al mundo, y a su propia carne, y ganar la victoria; bien
entendido que esto es siempre por la gracia y ayuda del Espíritu Santo; y
Jesucristo los ayuda por su Espíritu en toda tentación, tiende a ellos su mano,
y proveyendo que estén listos para el conflicto, implorando esta ayuda, y no
confiando en sí mismos, les impide caer, de modo que ellos, por ningún arte o
poder de Satán, puedan ser engañados, ni arrancados de las manos de Cristo,
según la Palabra de Cristo en Juan 10.28: “Y yo les doy vida eterna; y no
perecerán jamás, ni nadie los arrebatará de mi mano”. Pero si ellos son
capaces, por negligencia o apostasía, de abandonar otra vez los primeros
principios de su vida en Cristo, de otra vez volver a este malo mundo presente,
abandonando la santa doctrina que les fue entregada, de perder la buena
conciencia, llegar a ser desprovistos de gracia, debe ser determinado más
cuidadosamente a partir de la Sagrada Escritura, antes de que nosotros podamos
enseñarlo con la convicción completa de nuestras mentes”. Hasta aquí la declaración del manifiesto.
De esta
declaración contenida en el manifiesto arminiano, se deduce con toda claridad
lo siguiente:
1. Se deduce
que para el arminianismo la justificación no es un acto definitivo e
irrevocable sino algo temporal que está supeditado a las obras de los
redimidos, es decir, según el manifiesto arminiano la justificación no sólo
descansa en el sacrificio de Cristo sino también en las obras de perseverancia.
Y esto es precisamente lo que se ha establecido en el Concilio de Trento donde
se declaró maldito a todo aquel que enseñe que la justificación es sólo por
medio de la fe y no también por obras.
2. Se deduce
que el arminianismo ignora por completo la doctrina del ministerio intercesor
de nuestro Sumo Sacerdote que intercede por cada redimido, guardándolos
mediante la fe, por el poder de esa intercesión Rom. 8:34 ¿Quién es el que
condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que
además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
1 Pedro 1:5
que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la
salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
Pero además
se niega también la eficacia del ministerio intercesor del Espíritu Santo en
cada redimido:
Romanos
8:26-27; 26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues
qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones
sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios
intercede por los santos.
4. La
declaración del manifiesto arminiano referente a la seguridad de la salvación
desconoce por completo la naturaleza de la regeneración, presentándola como
algo que hoy se tiene pero que eventualmente podría disiparse, y en tal caso un
regenerado podría convertirse en un no regenerado, y esto contradice
absolutamente lo que El Nuevo Testamento enseña acerca de la regeneración, que
presenta la regeneración como una obra irreversible mediante la cual la ley de
Dios es escrita en la mente y en el corazón de los redimidos:
1 Juan 3:9
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de
Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
1 Juan 5:4 4
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que
ha vencido al mundo, nuestra fe.
1 Pedro
1:23-25; 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
Estos
pasajes no dejan lugar a todas que la regeneración es una obra Divina de
carácter irreversible que inexorablemente está ligada a la seguridad eterna de
aquellos que han sido participantes de la misma. La única manera de refutar
esos pasajes, en donde se muestra a las claras que alguien que ha sido
regenerado es imposible que deje de serlo, sería torciendo esos pasajes,
presentando la regeneración como condicionada a la perseverancia humana, y
precisamente eso es algo a lo que los exponentes del arminianismo están muy
habituados, lo cual reviste una gravedad que no puede tomarse livianamente atribuyéndole
el estatus de otra posición.
La conclusión final, es que tal como declara el título de este estudio, denunciar al arminianismo como semipelagianismo encubierto, no es incurrir en la falacia del muñeco de paja, sino exponer la verdad de los hechos tal como son. El arminianismo fue un presente griego introducido dentro del protestantismo como parte de una agenda que tiene que ver con el mismo misterio de la iniquidad, y con el objetivo de facilitar la unión ecuménica con Roma.
Nota: Este material se puede distribuir y publicar con toda
libertad siempre y cuando se respete el autor.
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