PROFECÍA DE LAS 70 SEMANAS.

Una vez fundamentado bíblicamente, de que los Pactos Abrahámico y Davídico, son Pactos Eternos y por ende inabrogables, y que solo los puede cumplir Israel en el Milenio que será instaurado después de la segunda venida de Jesucristo, una vez establecida esa verdad bíblica, queda claramente al descubierto, la falsa y torcida interpretación de la profecía de las setenta semanas que hace el amilenialismo reformado, en el sentido de que dicha profecía ya se ha cumplido en su totalidad. Porque precisamente tal falsedad solo puede ser introducida al amparo de otra falsedad que es la que enseña que Pactos eternos que tienen que ver con Israel han quedado abrogados y que el Milenio lo está cumpliendo la Iglesia en forma espiritual. Por increíble que parezca a esa pila de mentiras, se la presenta como una escuela más, que debe ser considerada y respetada.

La Profecía de las 70 Semanas de Daniel, es una pieza muy importante dentro del cuerpo de verdad escatológica, y esto debido a las implicancias que tiene para la Iglesia de Jesucristo su correcta interpretación. 

Es de capital importancia poner mucha atención, de a quien está dirigida esta profecía. Porque cuando comprendemos que las setenta semanas en su totalidad tienen que ver pura y exclusivamente con Israel, y que en medio del largo paréntesis entre la semana 69 y la semana 70, Dios está formando la Iglesia, el cuadro profético se completa con la remoción de la Iglesia de la tierra para así dar cumplimiento de la semana setenta. Y esto concuerda y está en perfecta armonía con el cuadro profético que presenta el libro profético por excelencia que es Apocalipsis, en donde a partir del capítulo 4, la Iglesia desaparece de la escena mundial para así dar comienzo con lo que bíblicamente se conoce como el tiempo de angustia para Jacob.

Mediante la presente exposición de 20 minutos quedará demostrada la falsa y torcida interpretación que de la profecía de las setenta semanas hacen los amilenialistas, usándolo como base para así introducir la falsa doctrina que enseña que la Iglesia pasará la Gran Tribulación.