Lucas 19:1-10 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3 procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Lo primero que resalta en este
relato, es como alguien que cumplía un oficio tan caracterizado por acciones
injustas tenía tantos deseos de ver al Señor Jesús; y creo que la respuesta la
encontramos en que Dios atrae eficazmente a aquellos que han sido escogidos
para salvación. Y esta verdad no es la invención de ningún teólogo, sino la
clara enseñanza que está en toda la Biblia pues escrito está en el Salmo 65:4 Bienaventurado el que tú escogieres y
atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu
casa, De tu santo templo.
Esa atracción eficaz en la misma
que experimentó otro publicano llamado Leví. Que estando sentado en la mesa de
los tributos, se levantó y dejó todo al escuchar las palabras de Dios hecho
hombre, diciéndole: sígueme (Marcos 2: 13-17). Ese publicano fue Mateo el
discípulo y autor del Evangelio según Mateo.
Dicha atracción dirigida a los
elegidos, es tan pero tan poderosa que no hay circunstancia que pueda
desalentar a venir a la salvación a quienes son atraídos, y un ejemplo de esto
es el caso de la mujer siro fenicia, quien al escuchar palabras tales como: “Deja primero que se sacien los hijos, porque
no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos” (Mateo 15:27).
Insistió con una afirmación que ha quedado estampada en la historia de la
salvación, de cómo aquellos que son llamados mediante la gracia irresistible,
son sostenidos para que nada los detenga; y esa verdad se deja ver en forma
gloriosa con la respuesta de la mujer: “Respondió
ella y le dijo: “Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de
las migajas de los hijos” (Mateo 15.28). Y de esto se desprende una
poderosa verdad que concierne a la evangelización, y es que no se necesita
prometer panes y peces para que los muertos espirituales vengan a Cristo, sino
simplemente descansar en la Verdad que El mismo Señor nos ha revelado en Juan
6:37 contexto en el cual, El Señor Jesucristo se estaba negando a volver a
saciar el hambre de aquellos a quienes un día antes había alimentado: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y
al que a mí viene, no le echo fuera”.
Pero volviendo al relato de
Zaqueo, otro aspecto importante para destacar, es que cuando Zaqueo le dice al
Señor Jesús: “He aquí, Señor, la mitad de
mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo
devuelvo cuadruplicado”, lo que estaba poniéndose de manifiesto, es que en
el llamamiento eficaz está incluido el arrepentimiento que caracteriza a los
que ha pasado de muerte a vida, es decir, dicho arrepentimiento no es condición
para la salvación sino evidencia de salvación. Principio que el apóstol Pedro
según lo que leemos en Hechos 2:38, cuando le dice a una multitud estremecida y
bajo convicción espiritual que debían arrepentirse y bautizarse para recibir el
don del Espíritu Santo, evidenciaba que no comprendía muy bien sino que lo
comprendería más adelante, cuando en la casa de Cornelio, todos los que estaban
escuchando el mensaje fueron llenos del Espíritu Santo, sin necesidad de que se
les mencionara que necesitaban arrepentirse y bautizarse. Está claro de que
Dios había actuado según un orden diferente al presentado por Pedro en Hechos 2:38,
en donde se nos presenta el registro inspirado de una acción propia, de alguien
que está en camino de entender lo que en verdad es la gracia irresistible.
Veamos lo que paso en la casa de Cornelio y la reacción de Pedro:
Hechos 10:44-48
44 Mientras aún hablaba Pedro
estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 45
Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron
atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu
Santo. 46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. 47
Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean
bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?
La conclusión, es que todos estos
ejemplos citados, tienen importantes enseñanzas concernientes a la
evangelización. Y creo que en cuanto a lo que a la evangelización se refiere,
hay dos extremos que debemos evitar. Uno de esos extremos es el de la
evangelización que se cimenta en el semipelagianismo, que como niega doctrinas
como la total depravación y la gracia irresistible, apela a métodos humanos que
en vez de agregar piedras vivas al edificio espiritual que es la Iglesia de
Cristo, amontonan escombros y han llenado las iglesias y los pulpitos de gente
no regenerada. Cayendo en la fatuidad de creer que si presentan el mensaje
acompañándolo con hip hop o regaton habrá mayores posibilidades que el mensaje
llegue.
Y el otro extremo que también debemos evitar, es
aquella enseñanza reformada, que enseña que la evangelización consiste en
encerrar al pecador bajo los rígidos barrotes de la ley, porque según dicen los
teólogos que sostienen este error, el presentarles las demandas de la ley, los
sumirá en una desesperación que los arrojara en los brazos del evangelio. Lo
que primero salta a la vista de este otro extremo a evitar, es que los
reformados que afirman esto, incurren en una tremenda contradicción con las
doctrinas que dicen profesar. Pues por un lado dicen creer que la regeneración
antecede a la fe (lo cual es correctísimo) y por otro lado dicen que hay que
encerrar al pecador bajo la ley para sumirlos en la impotencia que los llevará
a Cristo ¿Sera que quienes afirman esto, se olvidaron que mediante la previa
regeneración que es parte del llamamiento eficaz, Dios escribe la ley en la
mente y los corazones de quienes llama eficazmente? Básicamente lo que debe
quedar muy en claro en el mensaje evangelístico es que quienes oyen, escuchen
con claridad que están perdidos y que Cristo murió y resucito para que tengan
vida eterna, y Dios hará el resto atrayendo a aquellos que desde la eternidad
se los ha dado a su Hijo.
Nota: Este material se puede distribuir y publicar con toda
libertad siempre y cuando se respete el autor.
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