EXPONIENDO DOS FALSOS DILEMAS RESPECTO AL DÍA DEL SEÑOR, QUE SON UTILIZADOS PARA NEGAR EL ARREBATAMIENTO ANTES DE LA TRIBULACIÓN Y LA DOCTRINA DEL MILENIO.
Exegesis de 2 de Tesalonicenses capítulo
2: 1-3
1 Pero con respecto a la venida
de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, 2
que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis,
ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el
sentido de que el día del Señor está cerca. 3 Nadie os engañe en ninguna
manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el
hombre de pecado, el hijo de perdición.
Este pasaje de 2 de
Tesalonicenses capítulo 2 versículos 1 al 3 muy frecuentemente es utilizado
como prueba argumental de quienes enseñan la falsa doctrina de que la Iglesia
pasará la gran tribulación. Ellos toman estos versículos, y como se suele hacer
para probar toda falsa doctrina, se aíslan esos versículos no solo del contexto
en el que los mismos se encuentran, sino que además se los aísla de todo un
cuerpo de verdad que claramente enseña el arrebatamiento antes de la
tribulación. La falsa interpretación es la siguiente: “Si el día del Señor no
vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el hombre de pecado,
entonces la iglesia estará en la tierra cuando reine el anticristo”
Pero la verdad es que se trata de una mentira montada a partir de un falso dilema, que como todo falso dilema, siempre deja fuera y oculta otras consideraciones que pondrían al descubierto la mentira.
En primer lugar se dejan fuera
los versículos 7 y 8 del mismo contexto , que claramente enseñan que el hombre
de pecado no podrá manifestarse hasta que el que lo detiene, que es El Espíritu
Santo que mora en el templo espiritual que es la iglesia, sea quitado de en
medio. Y en segundo lugar, se deja afuera la consideración que “El Día del
Señor” no es un solo evento, sino toda una cadena de eventos que incluyen
también:
1) El arrebatamiento de la
iglesia
2) La semana setenta de Daniel.
3) La Segunda venida, el encadenamiento de satanás y el comienzo del Milenio.
4) La puesta en libertad de satanás al final del Milenio, para así probar a los que han nacido durante ese periodo, porque también ellos tendrán su período de prueba.
5) El juicio sobre los rebeldes que sigan a satanás en su última rebelión. Juicio en el que como se nos revela en 2 de Pedro 3:10; todo será fundido por el fuego, incluyendo el universo que podemos contemplar en una noche estrellada.
6) Y por último la creación de cielos nuevos y tierra nueva, es decir, un nuevo universo y una nueva tierra.
2) La semana setenta de Daniel.
3) La Segunda venida, el encadenamiento de satanás y el comienzo del Milenio.
4) La puesta en libertad de satanás al final del Milenio, para así probar a los que han nacido durante ese periodo, porque también ellos tendrán su período de prueba.
5) El juicio sobre los rebeldes que sigan a satanás en su última rebelión. Juicio en el que como se nos revela en 2 de Pedro 3:10; todo será fundido por el fuego, incluyendo el universo que podemos contemplar en una noche estrellada.
6) Y por último la creación de cielos nuevos y tierra nueva, es decir, un nuevo universo y una nueva tierra.
Todos esos eventos forman parte
de lo que se denomina el día del Señor. Pero si analizamos 2 de Pedro 2: 10-13
, nos encontraremos en el versículo 13 con otra afirmación que también es
utilizada no solo para enseñar que la iglesia pasara la gran tribulación, sino
también para negar la doctrina del Milenio, veamos:
2 Pedro 3:10-13 (RVR1960)
10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13 Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.
10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. 11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13 Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia.
El versículo 13 es utilizado para
montar otro falso dilema, que es el siguiente: Si el pasaje afirma que nosotros
esperamos cielos nuevos y tierra nueva en los cuales mora la justicia, entonces
no solo la iglesia pasará la gran tribulación, sino que además al final de la
misma NO HABRÁ NINGUN MILENIO, sino directamente el juicio final con la
destrucción del universo y la tierra para dar lugar a la creación DE LOS NUEVOS
CIELOS Y LA NUEVA TIERRA Y ASÍ COMENZAR EL ESTADO ETERNO. Y aquí se deja fuera
la consideración que nuestra esperanza no está puesta en el Milenio que aunque
sabemos que será algo glorioso, aun así, ese no es el último eslabón de la
cadena, sino un paso previo a lo que será la conclusión final del propósito que
Dios ha trazado, que son los cielos nuevos y la nueva tierra en donde mora la
justicia.
Los que quedan atrapados en estos
falsos dilemas, armados en torno a estos dos pasajes que hablan del día del
Señor (2 de Tes. 2:1-3 y 2 de Pe. 3:10-13) no están teniendo en cuenta que lo
que encontramos en dichos pasajes son las distintas piezas del rompecabezas,
pero el plano escatológico solo lo podemos encontrar en el libro de Apocalipsis
que comienza así:
La revelación de Jesucristo, que Dios
le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la
declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan,
Cuando nos metemos a examinar
este maravilloso mapa escatológico todo se aclara cuando a partir del capítulo
4 ya no se menciona más la iglesia, sino 144,000 judíos; lo cual nos da una
clara evidencia que ha terminado una dispensación en donde no hay ni judío ni
griego y ha comenzado la semana setenta de Daniel, en donde Dios comienza a
tratar nuevamente con el pueblo de Israel, y eso explica que ya no está la
iglesia cumpliendo la gran comisión, sino 144,000 judíos, los dos testigos y
aun los ángeles; advirtiendo de no recibir la marca de la bestia para no ser
condenados en el lago de fuego
¿Cómo podría coexistir la iglesia a la que se la ha dado la gran comisión junto con el llamamiento de 144,000 judíos? Tal coexistencia es bíblicamente imposible, porque precisamente la iglesia está formada por judíos y gentiles. Todos formando un solo y único pueblo, y en donde ya no hay más ni judío ni griego sino una nueva creación.
¿Cómo podría coexistir la iglesia a la que se la ha dado la gran comisión junto con el llamamiento de 144,000 judíos? Tal coexistencia es bíblicamente imposible, porque precisamente la iglesia está formada por judíos y gentiles. Todos formando un solo y único pueblo, y en donde ya no hay más ni judío ni griego sino una nueva creación.
ESTÁ CLARO ENTONCES DE QUE LA
IGLESIA TIENE QUE ESTAR AUSENTE DURANTE TODA LA SEMANA SETENTA DE DANIEL. Pero
aun a pesar de tanta claridad algunos pretenden oscurecer esta gloriosa verdad,
diciendo que no es verdad que la iglesia desaparece del mundo, sino que según
ellos la iglesia es la mujer del capítulo 12 de Apocalipsis que huye al
desierto; lo cual es un tremendo disparate, porque según nos dice Apocalípsis
12:5 que la mujer es la que da a luz al Hijo varón que regirá las naciones con
vara de hierro, y esa mujer solo puede identificarse con Israel, de cuyo seno
salió el Redentor, Aquel que durante EL Reino Milenial se sentará en el trono
de David. La mujer nunca podría ser la iglesia, porque no fue la iglesia la que
dio a luz al Redentor sino que de los sufrimientos del calvario fue posible el
engendramiento de quienes formarían parte de la iglesia.
El libro de Apocalipsis, que como
ya dijimos, es el mapa escatológico por excelencia en donde El Señor Jesucristo
le revela a sus siervos las cosas por venir, no solo deja muy en claro que la
iglesia no estará presente en la tribulación, sino que también nos revela con
toda claridad que antes del Estado Eterno, es decir, antes de los nuevos cielos
y la nueva tierra, habrá también un Milenio literal.
Solo a Dios sea la Gloria.
Nota: Este material se puede distribuir y publicar con toda
libertad siempre y cuando se respete el autor.
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